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No es solo un vestido. Por Virginia Nazadiyk.

La obra “Frankenstein" de Mary Shelley[1] sin duda pertenece al Canon literario clásico pero también al contemporáneo poniendo pie en la literatura,  el cine, el teatro, esta entra en todos los grados de la cultura.

Primeramente es uno de los constructos más importantes de la literatura femenina: la autora representa con el monstruo la mujer en en el siglo XIV,  siempre en un estado considerado inferior, cumpliendo el rol de sujeto débil dócil. También  identifica  en este los cambios que lentamente surgirán en la formación de una literatura y una posición cultural femenina reconocible por todos como un igual.

Es relevante reconocer, en segundo lugar, que desde lo biológico y lo religioso hasta la moda y el cine la posición femenina ha cambiado y sigue mutando, igualando al género masculino como sujeto pensante, independiente y libre;  no como objeto de deseo, placer o procreación.

A partir de la literatura se puede reconocer que “Frankenstein” logró arribar al cine; en el terror, en lo clásico y hasta lo infantil. En el género de ciencia ficción o terror los zombies o muertos vivientes son una de las versiones que ha tomado como personaje, en otras el monstruo se convierte en héroe. Una de estas diferentes representaciones del personaje se puede notar en “Koreha desu zombie ka"[2] en donde el “el monstruo” se encuentra con otros que están en contra de su existencia como tal. Otra representación importante de esta transformación, en relación a los zombies, puede ser “Resident  Evil"[3]  en donde la figura femenina aún teniendo relación contra el monstruo real lucha incansablemente por su destrucción, la mujer se convierte en la heroína.

Por último es necesario aceptar la lucha incansable de la mujeres en la sociedad, mostrando una fuerza extraordinaria en todo lo que hacen, son apoyo, defensa y ataque. No es solo la aparición del sujeto femenino en la obra literaria, es cómo se la representa: bella, dócil y amante, en “Romeo y Julieta"[4] el personaje femenino es delicado dispuesto a dar todo por el sexo contrario, elegante y respetuosa, aún es solo el cadáver del monstruo; cobarde y simple, amable y generosa en los “Cien sonetos de amor” de Neruda, aún no logra ser armado su cuerpo, con partes de un cadáver; en cambio con Aghata Christie, la tormenta ya empieza pero aún se espera el rayo, hasta  que la carta Atenagórica[5] fue parte del canon y se convirtió en uno de los  detonantes para la transformación.

Más que un libro de ciencia ficción o terror, “Franskenstein” es una guía de los cambios que se van generando en la posición femenina cultural e intelectual. La moda ya no se aplica a unos pocos sujetos, los cosméticos y dietas ya no son exclusivos. El monstruo ruega por aceptación.

En cuanto a lo social y económico; son merecedoras de participar y ser una más. La existencia de la deformidad es aceptada y a pesar de variables puntos de vista son seres iguales a los hombres.

Aún se lucha por la plena libertad de decidir sobre el cuerpo femenino y la procreación, una obra representativa de esta categoría actual es “Los ojos de Mariel"[6] experimentando en terreno poco conocido y no aceptado; en la actualidad dinamita sobre las creencias y la religión actualmente en Argentina.

La aceptación total se da con la participación de la literatura femenina en la educación, un área que no formaba parte de la mujer como sujeto partícipe de la sociedad. Las transformaciones que se van produciendo en todos los ámbitos. Desde diferentes miradas en contra o a favor, la mujer como ser ya existe. Frankenstein, en conclusión  es una de las obras más interesantes y representativas de la formación de la mujer como persona la figura de la mujer.



[1] 1880. Mary Shelley

[2] Literalmente “Soy un zombie”, anime del manga japonés del mismo nombre, perteneciente al género Gore (terror) y también a la comedia

[3] (“Residente Maldito") película dirigida por S. W. Anderson perteneciente al género terror y acción

[4] Escrita en 1562, por William Shakespeare.

[5] 1690. Sor Juana Inés de la Cruz

[6] 2017. Hugo Mitoire.



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