Inspirada en la frase
“aprender leyendo un cuento", esta obra escrita por el apostoleño Lucas Slobozien,
fue publicada a principios de este año.
Lucas Teodoro Slobozien nació
en la localidad de Colonia Liebig, Corrientes, un 29 de octubre del año 1996.
Actualmente vive en la Ciudad de Apóstoles, Misiones, donde cursó la secundaria
y se recibió en el Colegio San Josafat. Es Profesor Nacional en Psicología,
egresado del Instituto Superior Antonio Ruiz de Montoya de Posadas y estudiante
de la Licenciatura de Psicopedagogía. Su gran pasión es la primera infancia y la
conducta humana, y las múltiples variables que de ella emergen dentro de las
dinámicas familiares de la región. Disfruta del complejo desafío de construir
una didáctica enraizada con su comunidad, a fin de aportar a su desarrollo
integral. También se apasiona por el arte, la política y la radio. Se define
como un loco idealista, un inquieto rebelde en búsqueda de concretar sus sueños
y objetivos, los cuales no tienen techo ni límite.[1] A
principios del año 2018 fue seleccionado por la Fundación Hago Cosas de Madrid, España, para formar parte del
“Libro de Jóvenes Escritores Nº 4”. En
el mes de diciembre del 2018, obtuvo el Tercer Premio en “VI Concurso de
Cuentos Navideños con Temática Misionera” en la localidad de Leandro N. Alem.
Conversamos con el autor para
obtener datos únicos sobre la inspiración y la innovadora mirada que trae
consigo este profesor y escritor a tan corta pero dominante profesionalidad. A
través de su obra va enseñando al lector y nos muestra posibilidades dadas en
nuestro propio entorno sociocultural y económico en la vida de un joven que
busca y lucha constantemente. El autor toma especial centro en el nombre de su
protagonista y nos comenta que el primer de los dos cuidadosamente fue elegido
en base al filósofo y religioso San Agustín, mientras que seleccionó Federico
para mostrar la fuerza de este, además de mostrar la tradición de herencia nominal
en nuestra cultura y la relación con la personalidad a lo largo de su obra,
podemos extraer aquí lo que llamaremos “dominantes" de la obra: cultura y
pensamiento, los cuales el autor enlaza y muestra meticulosamente para que el
lector absorba la mayor cantidad de información y así también mantiene activa la atención. Se torna
una lectura fluida y placentera. Dirigido a un público diverso y a su vez
único, motiva al lector a interesarse a ver maneras de salir de la zona de
confort. Su creador nos invita a creer y crecer.
Así como él nos comenta haber
hecho durante el aislamiento social, luchó y se esforzó para darnos esta obra
renombrando enseñanzas y mostrando nuevos ángulos de las posibilidades de la
actualidad. Comenzó a trabajar en la obra en el año 2017, pero el tiempo en
casa le dio el tiempo para dedicarse cabalmente a este primer libro que lanzó;
según nos comenta tiene nuevos trabajos en los que ha comenzado a pensar. Profesor
Nacional en Psicología y futuro Licenciado en Psicopedagogía, basa su Didáctica
en la cultura y marca esta en su trabajo. Nos habla también de sus “autores
raíz"[2] a
nivel nacional Gabriel Rolón, “un modelo a seguir” como nos dice. También a
nivel regional y provincial Mónica Ortiz y Concepción Quiroz, Raúl Novau .
“La vida, al parecer, es un
ciclo. Todo principio marcará de algún modo el posible final". Agustín
Federico en la obra homónima.
Esta obra tan reciente está
ambientada en lo regional, en las costumbres de nuestros ancestros que aún
perduran en el tiempo, como la herencia del nombre de los abuelos, pero también
temas en cuanto al estilo de crianza. De esto último el autor analiza su narrativa
con nosotros y nos menciona diferentes problemáticas sociales que toca; las dos
más relevantes son, primero, la violencia intrafamiliar que se va haciendo
presente durante la historia y, en segundo lugar, la corrupción política, la
cual el autor expone. “Anunciar realidades que ocurren, pero están
ocultas", nos comenta que buscaba de cierto modo hacer catarsis respecto
al tema, utilizar esta obra para rebelarse. Logramos deducir que el autor es un
joven comprometido con el trabajo social que él mismo propone para más jóvenes,
luchar contra estas problemáticas que afectan en lo educacional y en la vida en
sociedad.
Agustín Federico con su gran
convicción de convertirse en “cura", nos invita a salir de nuestra zona de
confort y nos motiva a involucrarnos como ciudadanos partícipes de una sociedad
corrompida pero que podemos mejorar. Durante la lectura, el lector, valga la
redundancia, se siente identificado con este personaje peculiarmente
contemporáneo y a su vez antiguo, enseñado y de cierta forma atendido por el narrador.
[1]
12 de abril de 2021. Tinta Libre Ediciones. https://www.tintalibre.com.ar/author/768/Lucas_Slobozien
[2]
Llamaremos así a los autores que ayudaron a formar el pensamiento de nuestro
entrevistado.
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