Anuncio

Vistas en la página

No más sustos. Por Maxwell Trébol

Mi corazón estaba por explotar, sentía como palpitaba, una adrenalina de puro miedo. Cada paso que daba mi pecho empujaba mi abdomen, en mi mente solo aparecía la idea de salir a correr. ¿Cómo llegue a esta situación? 

Todo había empezado un lunes por la noche, estaba esperando a Gabriel, cuando llego me había dicho que había un tipo misterioso afuera de mi casa, la verdad que no le había dado importancia. Hace tiempo que no veía a mi amigo, charlamos de tantas cosas, de su ex loca, de la facultad y también recordamos viejos tiempos cuando íbamos a la secundaria. Cuando vi la hora en mi celular, ya eran las 5 Am. Salí de mi pieza para ir a buscar algo para comer, pero de repente Gabriel me dice que su vieja le llamo y que alguien se metió en la casa. Por suerte vivía a solo 7 cuadras de mi casa, así que corrimos sin parar, afuera estaba lleno de neblina topando toda nuestra visión, al llegar a la esquina de su casa observe un bulto bastante grande, junto a él varios gatos, al llegar ese bulto se movió muy sumiso, ¡¡¡ahhh!!! Grité. Mi amigo me miró con miedo, pero al momento nos empezamos a cagar de la risa, era su ex loca que lo había estado esperando. 

Al día siguiente no me desperté con una sensación de pena, cada vez que recordaba ese momento me reía, así estuve casi todo el día, cuando me fui al baño, cuando salí a comprar, en la facultad, disparando momentos de risas de la nada, todos me miraban de forma rara, no lo podía contener. El hecho de cómo me comporte como un macho alfa argentino en esa situación. Lo peor de esa anécdota, es que después me asustaba por todo, algo había despertado en mi interior. Pasaba por una vereda y un caniche salto, pensé escuchar un rugido como si fuera el de un Jaguar, y otra vez AHHH…Al llegar a mi casa me duche al salir del baño de repente gire y le vi a mi hermana y AHHH…Estaba paranoico, me reía con todo lo que estaba sucediendo. Así estuve tres días, era gracioso a la primera, pero después se volvió un fastidio para mí. Me fui a vencer del susto en la vieja Nely, me baño de yuyos y de whisky. 

Había pasado dos días, estaba curado. No me asuste durante esos dos días, proliferó lo que hizo Nely. Estaba más tranquilo, volví a mi rutina diaria, realizar trabajos prácticos, informes, exposiciones, lo normal de un chico de la facultad. Llegaba el fin de semana, y hace dos semanas que no veía a Vanesa, estaba estudiando en Posadas, y venía muy pocas veces para Apóstoles. Cuando llego la noche fue la misma rutina de siempre me saludo, comimos algo, miramos una peli, hicimos el amor, y finalizamos la noche arriba del techo fumando unos puchos. El problema llego cuando se tenía que ir, no podía quedar a dormir en mi casa porque iba a viajar con sus padres, yo como siempre estaba sin un peso, y ella estaba pasando por problemas económicos, tantas ganas teníamos de vernos que se había

olvidado su cartera, no quería pedirles platas a mis viejos porque la cosa estaba para atrás. Decidimos caminar hasta su casa, 1 km. Cuando empezábamos a caminar me menciono que antes de llegar a mi choza, vio un sujeto parado en frente de mi casa. y de nuevo vino, como un Vencejo real, el escalofrió ya familiar recorriendo otra vez. Ante los ojos de Vanesa no parecía asustado, por dentro pensaba en cómo iba a volver a mi casa yo solo. En mitad del camino vimos un perro suelto, con su cadena, esas cadenas pesaban más que un costal de papas. Me paralice al ver esa bestia, si me asuste por un caniche, al ver a ese perro gigante me quede blanco, al rato colorado y después con ganas de vomitar y termine amarillo, le agarre fuerte de la mano a mi Vane hermosa y querida, cuando cruzábamos sentí un fuerte dolor en mi pecho.  Ahora más que nunca tenía miedo de volver a casa yo solo. Cada palo que veía por el camino lo acogía y lo acomodaba para después agarrarlo a la vuelta. No me di cuenta que tomamos la dirección hacia la escuelita abandonada, en mi mente solo decía mierda. Vane se dio cuenta que llevaba mucho susto en mí, ella se asunto en un momento, y yo ahhh, no paraba de reírse la gorda y fea de Vanesa, me había hecho una broma, una con muy poca gracia. Por fin llegamos a su casa, bueno ahora lo peor era como volver solo, empecé a pensar en todas las rutas posibles menos terroríficas, la más segura era ir por el centro, a las cuatro am seguro estaría por esas calles, debía cruzar como 7 cuadras para llegar por ese camino tan seguro y amados por todos. Empecé a caminar y apuré el paso, pero no solo se apuró el paso sino mi corazón empezó a funcionar como nunca. Rápidamente mande un mensaje a mi mente, ¡estate alerta! 

Por donde iba solo observaba a gnomos mirándome, maldita sea (en mi mente). Me distraje por los duendes de adornos, que cuando mire hacia a tras vi una estampida de perros, corrí hasta una cuadra, pare y respire muy hondo, lo suficiente para que llegase oxígeno al cerebro y pensara que hacer, me agaché y amagué tirar una piedra. Todos los perros salieron desparramados, una risa leve salió de mi boca. Pero no hizo nada bien a mi corazón, cada vez era más, y más, palpitaba muy rápido, como si fuera un redoblante sonando. 

Al llegar al centro, estaba a salvo, no había gnomos, no había perros y no había escuelas abandonadas, solo había muchos autos transitando, pero sabía que tarde o temprano tenía que volver por el mismo camino donde estaba Goliat el maldito perro. Otra vez empezaba a traspirar, a sentir miedo, el corazón hacia tucutum tucutum. Lo único que se me vino a la mente era el libro de Paulo Coelho El Alquimista, de cómo si conspiras con el universo este te brindara lo que tu desees con todo el corazón, pero mi corazón no estaba para soñar y menos desear algo, el que estaba presente era mi cerebro, alerta y muy cagado, cuando ya me día cuenta ya tenía el palo en mi mano, pero un auto frena y mis ojos brillaron de felicidad, nunca supe nada de autos en toda mi vida, sin embargo, era un Fiat 500 con Radio

Uconnect con 6 altavoces, Luces diurnas con tecnología LED y 7 airbags. Dos viejos amigos que no había visto desde que termine catequesis, pararon y me recogieron, en ese momento mi corazón paró, palpitaba normalmente, y no paraba de sonreír, ellos me miraban raro, pero yo solo estaba muy contento, sabía que todo había terminado allí, no más sustos, no más perros, no más nada. Solo mi vida, mi tranquila y aburrida vida hermosa.  

 

 



 

Escrito por Maxwell Trébol

Publicar un comentario

0 Comentarios